lunes, 23 de agosto de 2021

La música en vivo murió en Guatemala

A 16 meses de haber comenzado la pandemia en Guatemala, con casi 6 mil casos positivos diarios, con un evidente subregistro, y con un gobierno central que crea más incertidumbres que certezas, cabe preguntarse si acaso estamos cerca de superar gran parte del problema del Covid 19 en el país. Más aún, analizar cómo está la escena del arte y la música que ya de por sí no pasaban por sus mejores momentos a nivel de afluencia en los últimos años. Reflexionemos un poco sobre la escena artística nacional y las opciones que nos quedan. 

¿Cuándo veremos la Gran Sala llena para un evento nacional?
¿Cuándo volveremos a ver la Gran Sala abarrotada por un show nacional?

Empecemos por lo más evidente: las industrias de transporte, comercios, negocios y un gran etcétera siguen funcionando de manera normal cometiendo todas las imprudencias que se pueden imaginar. Los jefes siguen obligando a la gente a llegar a las oficinas sin importar que la gente tenga que trasladarse como sardinas dentro de buses que son focos seguros de contagio. Las únicas “industrias” que no pueden funcionar son las artísticas, bares, restaurantes y el turismo. 


¿Cómo imaginás el teatro sin audiencia, conciertos sin personas? Y sin embargo, es lo único que todavía no funciona en este país. Y que a la luz de los niveles de contagio, esto no cambiará en el futuro próximo. En 2020 las adaptaciones para sobrepasar los cierres fue saturar el mercado con conciertos virtuales, casi todos gratuitos de mayor y menor calidad en la producción, separando la audiencia y devaluando sobradamente el concepto en menos de 4 meses. Pronto nos dimos cuenta que “Otro concierto online” ya no era ni por asomo la opción más atractiva para las personas que a su vez vieron mermados sus ingresos por la crisis, por lo que recurrían a los shows gratuitos con lo que nunca pudieron valorar las propuestas adecuadas y con mayor producción. 


Viernes Verde ha optado por generar ingresos vía Only Fans (Foto de JJ Monzón)
Sin embargo, hay que comprender que la escena artística por meras razones comerciales se sostiene de la presencia en vivo de las personas. No importa si sos el artista más famoso y aclamado del país o una banda pequeña de covers, el espacio para tu arte existe solo por el consumo de la gente que pueda acudir a tu show. Estas personas asumen el pago de una entrada, consumo de bebidas, comida y souvenires. Es, a todas luces, un elemento esencial que paga el tiempo y esfuerzo del grupo, sonido, luces, campañas de difusión y hasta producción de playeras, CDs y otros elementos. Se beneficia el bar, el local, el promotor de eventos, las empresas de seguridad y hasta las tiqueteras. De ahí que sea tan importante contar con patrocinadores (que en el país se pueden contar con las dos manos) y que ayudan a que la entrada para el usuario final sea más barata. 

Todo esto no existe en las condiciones actuales. No hay un patrocinador, menos un local de restaurante o bar, que asuma el riesgo de promover un evento para que las condiciones de salud cambien, se modifiquen los horarios de eventos sin previo aviso o que simplemente con el aforo reducido no justifica la inversión del evento en vivo. Esto lo comprendíamos en 2020 y de alguna manera seguimos adelante, pero esto es insostenible a todo nivel. 


Ahora bien, viendo en el mundo los festivales y las giras musicales comienzan a volver, ávidos los artistas y los promotores en recuperar el tiempo perdido. Y sí están funcionando. La gente quiere ir a shows, quiere salir del encierro y pasar un buen momento, así sea con mascarilla o con aforo reducido. ¿Es posible esta realidad para Guatemala? 


Pues sí y no. Sí, porque la respuesta es clara como el agua: esquemas completos de vacunación. Pedir cartilla de vacunación como requisito para ingresar a un show parece ser la opción más prudente en estos momentos. Así que es tan sencillo como tener a la población vacunada y consciente que puede acudir sin preocuparse tanto del riesgo. Y ahí es donde viene el NO. El NO así en mayúsculas. El gobierno es incapaz de vacunar masivamente, no hay vacunas compradas, pareciera que el plan es cuidar las pocas que hay y no liberar la vacunación. De esta manera parece imposible que podamos volver a la normalidad, aunque sea con mascarilla. 


Esto es gravísimo. El gobierno no pasó de implementar un programa precario y medio improvisado de “apoyo” al artista. Nada para que los miles de personas que se dedican al arte puedan mantenerse a flote en un país que no apoya en general al gremio artístico. Las bandas han hecho malabares para mantenerse relevantes y tratar de encontrar medios de ingresos creativos. Sin embargo, lo fundamental que es la vacunación masiva para la protección de las mayorías que pueden acudir e invertir en sus artistas favoritos se ve lejos, muy lejos de que sea una realidad.  


Con aforos reducidos y horarios límite, los bares sufren por lograr suficientes ingresos

¿La escena en vivo ha muerto? No, pero tomará mucho tiempo para que vuelva a ser lo que era. Mientras más tardemos en crear las condiciones adecuadas para que volvamos a los conciertos, menos ofertas artísticas habrá. Ni qué decir de nuevos talentos o grandes revelaciones que puedan venir para la escena en el futuro. ¿Qué se necesita? Vacunación. Vacunación masiva es lo único que nos va a salvar. No hay de otra. Y también conservar las medidas de bioseguridad. Considero que gran parte de la población está tomando las medidas adecuadas. El gran deudor es el gobierno, que pese a tener ya año y medio de estar en estas no ha querido o podido proteger a su población. Y sin vacunas, que solo se pueden conseguir por medio de los gobiernos, será imposible recuperar la escena en vivo. 


Lástima que creamos que el arte ocupa el último puesto de nuestras prioridades. Lástima que no entendamos la importancia de este para la sanidad mental y emocional de las personas.


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