martes, 16 de julio de 2013

La adulación y los grupitos

"Yo no escucho música en español. Pero tengo un amigo que sí tiene una banda bien buena. Oílos". Si me dieran un billete de Q100 por cada vez que he escuchado esa frase, sería millonario. Solo reemplazá "amigo" por "primo", "hermano", "novio" o "cuate" y es la misma afirmación que he escuchado desde hace unos 15 años. No sé si ocurra en todos los países, si es algo endémico de nuestra personalidad chapina, pero lo que sí es seguro es que lo he notado en varios círculos profesionales, artísticos y sociales. De alguna manera, la gente entiende que "solo los amigos" hacen las cosas bien. El talento, el esfuerzo o la propuesta valen poco. La cosa es adular a un conocido, pero el arte como tal importa poco. De esta problemática hablaremos hoy.

UN COMPORTAMIENTO MULTIDISCIPLINARIO

¿Es posible que solo haya convocatoria para eventos industrializados?

Como periodista, como fotógrafo, como músico, como aspirante a escritor, incluso como estudiante universitario. Sabía que algo había mal cuando veía que la adulación mutua entre los grupitos era tan evidente que perdían su contacto con la realidad. No pocas veces me topé con personas que se ofendían cuando yo les hacía una crítica (incluso constructiva) sobre algún trabajo de redacción o alguna fotografía. Se habían olvidado de La Tierra, entre tanta adulación, que se ofendían al punto de retirarme el habla, e incluso ¡Oh, fatalidad! eliminarme como amigo en Facebook.

¿No lo han visto? ¿No les ha pasado? Sabemos que el guatemalteco es una persona que a toda costa busca evitar conflictos o generar polémica. Quizá por ello muchos amigos y familiares te dicen que sos bueno en tu arte o propuesta, cuando en realidad no lo creen. Pero una cosa es ser cortez y otra muy diferente ser servil. Y lo he visto en diferentes espacios. El "artista" no es tu amigo, ni le interesa lo que le digás. Luego de que lográs algún espacio o llegás a cierto nivel de notoriedad (pasa mucho en periodismo) te convertís en una persona cotizada, rodeada de "famosos", te saludan por Twitter, te mandan abrazos en las fiestas (exclusivas, sí, solo para ellos) y aunque al artista le seguís desagradando, la adulación es todo lo que vemos. Y lo peor es que es mutuo. Tanto el desagrado como la adulación.


SON DOS COSAS DISTINTAS

Quiero aclarar. Creé el blog como una forma de hacer propuestas y darle voz a los músicos y al público, muchas veces acallado por la dichosa "farándula". Quiero que sea un espacio de expresión y no para comentar cosas negativas. Pero creo que señalar este comportamiento, que como digo, es común a muchos círculos artísticos, podemos comenzar a reconstruir lo que necesitamos.

Una cosa es que te apoyen, que sean buena onda, que sientan esa necesidad de impulsar a los cuates, a los primos, a quien quieran. Otra, es que se haga solo por interés, por cuánto te pueden sacar o cómo aprovecharse de vos. Lo comentaba con mi amigo poeta y comunicador José Roberto e incluso lo discutía con el colega Jorge Sierra: eso de aprovecharse de los artistas para beneficio propio y lo otro, lo más triste de nuestra realidad artística, la adulación en la que solo mis cuates son buenos, solo ellos hacen buenos libros, discos, exposiciones, los demás no. Se apuran a aclararte: "no me gusta el movimiento, no me agrada el estilo contemporáneo, no me gusta el rock nacional". Pero sí que mienten, descaradamente, cuando un amigo saca su propia versión.

SOMOS PEQUEÑOS AGRANDADOS

¿Es correcto bloquear lugares y espacios porque no pertenece a mi círculo?

Al pensar con lógica y perspectiva, nuestra costumbre de adulador y de incondicional solo con el que me cae bien nos lleva a nuestra realidad actual: una veintena de partidos políticos atomizados, muchos pequeños esfuerzos muy valiosos pero tan pequeños que no logran un cambio significativo y muchas bandas y personas empecinadas en restar, en no incluir ni incorporar a otras personas a las iniciativas.

Y lo afirmo porque lo he vivido. Entre los artistas desconocidos, esos que solo gozamos de interpretar nuestro arte sin mayores alcances y con la satisfacción de hacerlo, es increíble la buena vibra que se siente de la gente tan solidaria y amiga que se apoya entre sí. No discriminamos ni adulamos, incluso nos damos consejos mutuos, alguna que otra opinión contraria, pero nos echamos ganas. Y todos sumamos, en buena onda, con diferentes estilos, con diferentes públicos y todos nos apoyamos. No hay por qué adular ni discriminar a otros músicos más jóvenes o inexpertos. Todos sumamos.

Esa es la premisa, tanto de este blog, como de otros proyectos que conozco. ¿Podremos llevar esta actitud a otros niveles? Si seguimos como hasta hoy, en donde solo las personas selectas y ya consagradas se apoyan entre sí, seguiremos siendo un público atomizado y nunca nos verán con respeto ni como lo que somos: guatemaltecos con propuestas originales, diversas y respetables aun más que la industria que nos viene de fuera.

Dejemos la adulación. Apoyemos lo que nos guste, prestemos atención, escuchemos lo que el músico nos dice, y apoyemos, vayamos a conciertos, compremos sus discos, pero hagámoslo porque nos gusta, no porque es cuate o porque nos puede hacer un favor. Yo sueño con un día ver una comunidad grande, a miles de personas asistiendo a un evento nacional, no solo "porque es de Guate", sino porque la gente es capaz de ver el talento, de escuchar la propuesta y de sumar. Todos sumamos. Yo creo que podemos lograrlo. ¿Y ustedes?

lunes, 1 de julio de 2013

Gaby Moreno, la voz del blues y la constancia



Textos y fotografías: José Roberto Leonardo

Pocas veces surgen artistas que reúnan dos aspectos fundamentales para llevar y mantener una carrera musical: confianza en sí mismos y sencillez. Gaby Moreno, cantautora, nacida en la Ciudad de Guatemala un 16 de diciembre de 1981, posee esto como virtudes prolongadas desde los inicios. Como una condición humana que parte de la raíz: reconocerse en el talento pero también en el sacrificio. En lo que se deja para forjar un futuro: encuentro que nace de una despedida. Pedazos de piel que van cayendo en el camino de la memoria y  se traducen en nostalgias vendieras. En canciones que nacen desde la honestidad y las agallas.

La guatemalteca se ha ganado un espacio en la música independiente internacional

Con la misma “ardiente paciencia” que proclamaba el poeta francés, Arthur Rimbaud –hace más de 100 años–, Gaby Moreno fue encontrando esa voz suya que ahora conocemos: afelpada, luminosa, herida, terrenal y etérea, contundente y pertinaz. Influida por la tradición anglosajona y latinoamericana.


Es decir, hija legítima del folklore nuestro y del rock y blues estadounidense. Mercedes Sosa o Violeta Parra. Ray Charles o Bob Dylan. Además de Ella Fitzgerald, Nina Simone, Los Beatles, Louis Armstrong o Jimi Hendrix. Son la herencia asumida, aprehendida por esta cantautora guatemalteca que lleva tres producciones discográficas a cuestas:  "Still the unknown" –lanzado en el 2008, es un primer disco completamente independiente, ajeno a soporte de disqueras ni distribución, que conserva un sonido orgánico, con ecos del blues de antaño y tonos de voz que recuerdan a una Norah Jones también sensitiva y melancólica, bien cuidada. "Illustrated Songs" es el segundo disco, publicado en el 2011, refleja la madurez alcanzada, no solo en lo musical, sino en la idea de armar conceptualmente el disco, con canciones que ilustran pasajes de vidas pasadas –cercano al cine de los años 20, a la mirada nostálgica de un Chaplin que nos hacía llorar y reír con su andar trastabillado, o el payaso que de tan cómico se le olvidada la tristeza humana: su propia tristeza,  Garrick. Y el más reciente, "Postales" –del 2012- es una producción con el sello discográfico Independiente, del guatemalteco Ricardo Arjona, quien se decidió a producir a artistas con propuestas intensas en calidad y entrega en formato independiente. 





Su banda está integrada por su esposo, Sebastian Aymans –en la batería–, Leslie Lowe –en el bajo–, y Arthur Braitsch –en la guitarra–. Gaby ha compartido escenario con músicos como Tracy Chapman, Anni Di Franco, Prince, Gorillaz, Patti Smith, Muse, Demian Ricce y Bono, desde que puso los pies en suelo estadounidense un 2 de octubre del año 2000 cuando llegó a Los Ángeles. Con el nervio de quienes inician una nueva etapa. Pero también con el entusiasmo e ímpetu de las “aves que emigran”.


Muchos han sido los reconocimientos a su creatividad y sensibilidad musical. La joven compositora, también ha logrado situar sus letras y música en importantes programas de televisión como “Lincoln Heights”, así como en las series televisivas “Ghost Whisperer”, “The Hills” y “Parks and Recreation”, de la que ha compuesto el tema principal y recientemente, colaboró en un tema con el músico y actor británico de la serie Doctor House, Hugh Laurie.


No es arriesgado, desde lo que ha ocurrido en sus más de diez años de carrera, decir que Gaby Moreno esté abriendo una brecha para inspirar a nuevos músicos -mujeres y hombres- que ven un aire nuevo, una posibilidad de crear música desde el compromiso –primero con el instrumento-, la perseverancia, la búsqueda y deseo de otros registros sonoros.




Se presentará en Guatemala el próximo mes

La mezcla. La hibridación de la tradición hispánica y anglo. O el “spanglish latin blues”, como ella misma le llama. Y sobre todo, el deseo vital en su expresión más práctica: tocar, seguir tocando, y ver qué pasa. Gozar el recorrido. No fijar la meta en la obsesión por el éxito inmediato.

Así que queda desearle, a esta artista guatemalteca, templanza y empuje, determinación y continuidad. Además de ese compromiso que está demás significarlo: la calidad y calidez humana. La voz del blues y la constancia.