viernes, 6 de octubre de 2017

Un festival de hermandad genuina

Sí, me tomé unos días para asimilar los alcances, implicaciones y consecuencias del Festival de Independencia Gallo, en su edición 2017. En la emoción del momento, afirmé que tanto las plazas de Xela como de Ciudad de Guatemala han sido los mejores conciertos desde que se instauró la tradición de juntar a todos los artistas Gallo en un solo escenario. Y después de este tiempo... lo reafirmo.

Ver a Influenza cantar frente a 4 mil personas, era algo necesario

Hay cosas que puedo afirmar por haber visto el proceso desde dentro por tercera vez. Lo que más me llamó la atención es la camaradería y la sana competencia a lo interno del festival. No hay duda, esta tradición lo que ha motivado es que cada artista se esfuerce al máximo para dar el mejor show posible en los 40 minutos que tiene asignado. Así, cada agrupación encuentra la manera de reinventarse en el escenario, invitando a otros artistas a subir al escenario, haciendo versiones diferentes y especiales o arreglos nuevos de sus temas más conocidos. Pero lo primordial es que ninguna banda demerita el esfuerzo de los demás. Los comentarios, las felicitaciones, la admiración genuina entre unos músicos y otros es algo que se percibe, se da genuinamente y creo que la audiencia lo ha llegado a percibir. Esa buena vibra luego se irradia a todos los asistentes...

Volviendo así la experiencia, a los que Juanito de Razones afirma: "Si Guatemala fuera como un concierto de Rock...", sí. Tenemos derecho a decirlo y a repetirlo para que nos escuche el mundo: esta tradición del "Festival de Independencia" se ha convertido en un punto de encuentro para quienes disfrutamos de la buena música. Independientemente de cuál sea nuestra banda preferida, todos asisten con respeto, con camaradería, con buena vibra y el festival se convierte en un lugar para platicar, para encontrarte con personas que sienten como vos, que entre tanta polución política y crisis sociales, pueden acudir a admirar el arte en paz y salir de lo más satisfechos.

Para mí, en Ciudad de Guatemala, esa fue la percepción general que tuve. Encontré a decenas de amigos con los que hemos hablado y filosofado sobre la música nacional, pláticas, abrazos y sentimientos en común. Y en cuanto a logística, confieso mi preocupación previa al tener dos escenarios, cambiar el lugar habitual del concierto y extender la cantidad de agrupaciones. Eran todas decisiones que requerían mucha logística, grandes riesgos de inversión y de coordinación pero que al final sobrepasaron todas las expectativas.



En estos meses que llevamos de gira con Alux, al menos, y los veintitantos conciertos que han sido exitazos en toda regla, debo decir que el Festival en el Parque de la Industria es posiblemente el mejor público que he observado hasta ahora. Y eso que Xetulul, Xela, Chiquimula y Salamá han sido verdaderamente extraordinarios.

Sigamos fomentando estas tradiciones. Sigamos fortaleciendo estos puntos de encuentro para apreciar el arte nacional, el arte que se exhibe con la mayor calidad posible. Mi gratitud para los organizadores, que encuentran la manera de superarse cada vez. Mi admiración para los artistas gallo y los invitados especiales, por ponerle corazón a estas plataformas para que siga manteniéndose el movimiento.

2 comentarios:

  1. Lo unico malo a mi parecer fue o es que no habia entretiempo, no podias terminar de ver una banda porque la otra ya estaba tocando.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, es cierto, pero era para que diera tiempo de tener tantos artistas en un mismo evento. Gracias por comentar.

      Eliminar